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Tomo su rostro con ambas manos, repasó la comisura de sus labios con su pulgar, consiguió que sus ojos azules la miraran solo a ella, su respiración se detuvo y pudo ver en su rostro reflejado el pánico total. Sintió como temblaba su cuerpo, como las palabras no salían y poco a poco el color rosado de su piel se iba tornando en un pálido blanco.
—Todo va a estar bien —le susurra contra sus labios antes de besarla, saborea parte del brillo labial que lleva la otra y atrapa con su boca un quejido de sorpresa que se pierde.
Dura unos segundos solamente, unos en que la mente de Dawn se queda en blanco y todas sus preocupaciones se van a un rincón muy lejano de su mente. Solo puede pensar en lo suaves que son los labios de Zoey, lo relajada que se siente de pronto y lo bella que ve ahora mismo, ignorando a todos a su alrededor, solo mirándola a ella con esos ojos cargados de ternura y preocupación.
—¿Ah? ¿Qué? ¿Por qué? —por fin puede hablar, pero solo salen interrogantes.
—Leí que esto puede ayudar a alguien que se altera demasiado.
—Ah, así que…
—No debes estar nerviosa, te ganaste este premio —acaricia su rostro y deja unos mechones de cabello detrás de su oreja, gira la cabeza hacia un lado admirando como todos los colores volvían a su cara. —, estoy muy orgullosa de ti.
—Zoey...
La voz de Wallace la interrumpió, dijeron su nombre frente a la enorme multitud, la gente coreo su nombre con fuerza, una joven le hizo una señal para que avanzara hacia el escenario, Piplup le gruño en apoyo y Dawn por fin pudo caminar por el pasillo hacia el escenario.
Antes de pasar la cortina y llegar al centro, miró una vez más a Zoey quien no perdió de vista a su chica, le sonríe y camina con determinación a recibir su título de Maestra de concursos Pokémon.