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La talla correcta

Summary:

Donde Diluc tiene un solo problema con su cuerpo, y el bikini le falla, o dónde Kaeya tiene la oportunidad de tocar su parte favorita de Diluc.

Lleva todo su cuerpo a la cama quedando encima de ella, ahí, encerrada entre sus brazos y la cama, Kaeya permite que Diluc mire su sonrisa cargada de cariño.

— Siempre eres lo más hermoso que he visto, pero ahora… —Es una pausa para recuperar el aliento, admirando a Diluc, tan hermosa. — creo que estoy viendo a una Diosa de la fertilidad.

Esta historia participa en el evento KaeLuc: Ladies and Gents (Evento de genderbend y Hetbend) organizado por KaeLucHoneymoon (Twitter) para Septiembre 2025, llego tarde por vacaciones de Fiestas patrias, pero aun así quise compartir mi aporte!

Notes:

Ahhh demoré en escribir esto más de lo que pensé, pero espero les guste!

Work Text:

Diluc tiene pocos problemas con su cuerpo.

Hace mucho que ya no le molesta su altura, de lado las burlas de Kaeya cuando eran adolescentes; tampoco la forma de su cuerpo, ha entrenado para tenerlo como quiere, hay cosas que es difícil de tener en control.

Su pecho.

Es grande.

Muy grande.

Y poca ropa le queda bien con esa medida. No le molestaría, Adeline es buena con la costura y le enseño un par de trucos para ajustar su ropa. 

Pero hoy, de todos los días, Diluc solo quería un bikini lindo. 

Observa su cuerpo frente al espejo de cuerpo completo, gira de un lado, luego al otro; la parte de abajo queda bien, cubre lo suficiente de su intimidad y su trasero -que también es grande- para que ella se sienta cómoda mientras lo usa. 

Todo el problema es la pieza de arriba. 

Son dos triángulos grandes que deberían cubrir la mayor parte de cada pecho y sujetarlos en su sitio. La menos eso le dijo la chica de la tienda cuando le revelo su inseguridad: Son de tu talla, aseguró ella, convencida, y Diluc le creyó. 

Y ahora esta viendo como no cubre lo suficiente y lo peor, no sujetan sus senos y siente que se van a caer. 

Diluc mira de nuevo la tela rosa, con las blondas en blanco tan lindas que adornan las orillas, incluso las perlas con adornos en las puntas. De verdad le gustó el diseño.

Pero la forma en que la carne sale por las orillas hace que el diseño femenino se vea grotesco. Y que el cuerpo de Diluc parezca algo salido de alguna escena de sitios de adultos.

No le gusta verse así. 

A Diluc le gusta verse femenina y elegante, hasta bonita. No esto. 

La imagen de Kaeya aparece en su mente, seguro se iba a reír de esto, de como un lindo bikini rosita se veía grotesco en ella. Escucha su risa, sus burlas, y como la ida a la playa se cancela por su culpa.

Toma su pecho con una de sus manos y aprieta, maldiciendo entre susurros la masa de carne y grasa que se centra ahí para molestarle y no dejar que use su ropa linda.

— Las odio… 

— ¿Luc? Vamos a la playa ya… 

Sin darse cuenta, la puerta de su cuarto se abre y aparece la persona que ya estaba en su mente. 

Kaeya está preciosa, con un bikini celeste y verde, los colores de un pavo real, su cabello recogido en una trenza, adornado con una mariposa celeste a un lado. Un maquillaje simple, sombra en los ojos y brillo labial. 

Por los Dioses, por qué es tan linda. 

— Cierra la puerta — es lo único que logra articular mientras busca su ropa para cubrirse. 

La vergüenza se come toda la indiferencia que suele mostrar la mayor parte del tiempo, ahora mismo se siente desnuda, y la mirada penetrante de Kaeya examinando todo la hace sentir expuesta.

— Ese es nuevo —comenta Kaeya, y obedece, la puerta se cierra detrás de su espalda. —Es muy lindo.

— No te burles, no usaré este de todas formas.

— ¿Por qué no? 

Diluc no dice nada, sigue cubriéndose el cuerpo con una ropa vieja y se queda sentada en la cama, no puede ver a Kaeya. Sabe que se va a burlar, sabe que se va a reír, y sabe también que tendrá razón con todo. 

Sus senos hacen que todo se vea feo.

— Diluc… — Kaeya se acerca lentamente a la cama y trata de tocar a Diluc para que me vea a los ojos. — dime que pasa.

— Se ve feo…

— Qué cosa se ve feo.

— Todo. En mí se ve feo. — Diluc se remueve en la cama, tiene una mueca en su rostro y Kaeya alcanza a ver sus ojos brillantes por las lágrimas que asomaban por salir.

La frustración se palpa en sus palabras. Aunque Kaeya no sabe a qué se refiere exactamente.

— ¿La ropa? 

— El Bikini… —Hace una pausa y aparta la ropa para mostrarle a Kaeya como le queda el conjunto. — Quería usar uno lindo para salir, pero se ve horrible.

Y en cuando los senos cubiertos pobremente por el bikini de Diluc cruzan la mirada de Kaeya, algo muy profundo se remueve en el cuerpo de Kaeya. 

No puede responder, no está pensando, la imagen de Diluc con bikini y con esa pieza mostrando el enorme tamaño de sus senos hace que algo primitivo se active en la mente de Kaeya. 

Son grandes, y sí, el bikini no cubre bien su pecho, pero Kaeya no puede ver eso y pensar en algo negativo. 

Se ven eróticas. 

Se ven apetecibles.

Se ven tiernas, besables, apretarles. ¡Por todos los Dioses! Kaeya quiere hundir su rostro en ese par de perfectos senos y morir ahogada en su calor y suavidad.

— Si vas a burlarte, solo hazlo. — Diluc usa su tono más duro, al menos el que puede, está realmente dolida por la imagen en el espejo. 

Ni siquiera puede ir linda a una cita con Kaeya a la playa. 

— Luc… esto es lo más sexy que he visto en mi puta vida.

Diluc no le mira, no puede, sabe que va a ver, el rostro de Kaeya curvándose en una sonrisa de burla mientras Diluc cree que ella le ha dicho algo lindo, esas palabras no pueden ir a un cuerpo como el de ella. 

Kaeya suspira y da un paso al frente. Ella jamás le cree y es frustrante. 

— No juegues conmigo. —Diluc se cubre su cuerpo con ambos brazos y trata de darle la espalda. — ¡No estoy para tus burlas mentales…!

— No lo entiendes… — Kaeya reconoce una cosa, solo Diluc puede generar tantas emociones diferentes en ella.

Kaeya toma la muñeca de Diluc, es un impulso primitivo que domina su mente ahora mismo. Verla tan enfadada por su cuerpo y que su problema sea que el bikini no le quede, mientras que esa imagen parece sacada de sus más profundas fantasías enciende algo extraño en Kaeya. 

Lleva todo su cuerpo a la cama quedando encima de ella, ahí, encerrando entre sus brazos y la cama, Kaeya permite que Diluc mire su sonrisa cargada de cariño.

— Siempre eres lo más hermoso que he visto, pero ahora… —Es una pausa para recuperar el aliento, admirando a Diluc, tan hermosa. — creo que estoy viendo a una Diosa de la fertilidad. 

—¿Qué tonterías estás diciendo ahora? —El rostro de Diluc se tinta de rojo, antes eran solo sus mejillas, ahora es cada poro de su cara y se extiende hasta sus hombros. 

Kaeya se burla, siempre se burla de ella, pero Diluc siempre cae.

— Nunca me crees cuando te doy cumplidos.— Kaeya finge una voz dolida, es simple manipulación y Diluc lo sabe tan bien, pero cae, de nuevo. Se siente mal.

— ¡Por qué siempre te burlas de mí! 

— Entonces tendré que mostrarte lo que digo.

— ¿Eh?

¿Cuándo es que Kaeya acercó tanto su rostro al de Diluc? Siente su calor, su aliento y puede ver la estrella en su ojo, brillante, hipnótica, preciosa. 

Los ojos de Kaeya siempre han sido tan hermosos, Diluc ama ese detalle en ella. 

Kaeya ignora las quejas de Diluc, fue suficiente conversación y tiene que hacer esto por ella. Atrapa las manos de Diluc sobre su cabeza, así la tiene imposibilitada, y con su mano libre comienza a jugar con el hilo que une las piezas del bikini.

Una sonrisa de victoria adorna el rostro de Kaeya, Diluc dejó de moverse, seguro que es por qué ella está anonadada o por qué secretamente le gusta sentirse atrapada por Kaeya.

Ambas opciones le sirven.

La pieza derecha del bikini parece menos segura al cubrir con su parte que la izquierda, así que Kaeya se concentra en ese lado. Su dedo baila en la fina cuerda que sujeta la parte superior al cuerpo curvilíneo de Diluc hasta que separa la tela del bikini del pecho derecho, lo que libera algo entre ambas. 

Algo que no puede ir hacia atrás.

— ¿Aquí?

— Kae —Diluc suspira, su cuerpo está tenso, pero no hace nada para liberarse, cuando Kaeya le mira de esa forma es tan débil a ella.

— Voy a avanzar — Kaeya susurra despacio, dulce, y ese mismo tono es peligroso para el corazón de Diluc. 

Su mano se cuela bajo el bikini, los cinco dedos se pasean por la piel caliente, pasean a gusto debajo de la tela del bikini. Kaeya se permite mirar en todo momento el rostro conflictuado de Diluc, y como reacciona a cada leve movimiento. Es fascinante, podría estar todo el día solo torturando a Diluc de forma lenta, pero hoy no es el momento, no cuando tienen ea enorme y suave masa de carne lista para ser sometida a sus delirios.

Un suave jadeo sale de sus labios, Kaeya está siendo muy dulce y Diluc sabe que solo es el principio.

Siente su mano helada, subir hasta rodear su pecho, dejando su pezón, ya duro por la sola idea de ser manoseada por Kaeya, bajo la palma de su mano y hundir sus dedos en la piel.

Diluc ya no puede morderse el labio para silenciarse a sí misma, ese apretón con tal fuerza lo hace chillar bajo Kaeya, su voz sale como una melodía dulce que hace feliz a la otra.

— Qué linda eres —Kaeya suspira, totalmente enamorada. — me vuelves loca.

— Kaeya —Diluc jadea con dificultad. 

La mano de Kaeya se mueve con maestría, de forma injusta para la sensibilidad de Diluc quien cede una y otra vez a su deseo. Ni siquiera hace el esfuerzo de todas formas, se siente muy bien como Kaeya la toca.

Sabe qué puntos tocar, sabe tan bien como hacerlo y Diluc se deja llevar cada vez más hacia el abismo que Kaeya representa para ella. 

Diluc jadea ronco, profundo, con los ojos cerrados, los suaves labios de Kaeya dejan marcas de brillo labial en su piel, cuello bajo, clavícula y pronto van a la suave piel de su pecho, rodeando la tela del bikini hasta apartarlo y dejar a su lengua caliente y húmeda ir más allá. 

Antes de decir algo más, la boca de Kaeya esta rodeando el pezón rosado e hinchado de Diluc entre sus labios, lo aprieta, lo besa y lo muerde sacando los gemidos más dulces de su querida Diluc.

Ama esa voz rota, adora como tiembla su cuerpo por cada caricia, le fascina el rostro que Diluc le regala después de cada mordida.

El deseo inunda el cuerpo de Kaeya, abre la boca para morder la piel sensible del pecho de Diluc, tan suave y caliente.

Y Diluc grita.

No se aparta, no empuja, solo gime. 

Deja que las hábiles manos de Kaeya tracen un camino perfecto para ser dominada, sin oponer resistencia, Diluc deja su cuerpo dispuesto sobre la cama y se relaja, al menos lo suficiente como para permitir que ella descubra los puntos sensibles.

— Kaeya... La playa.

— Tienes problemas con el bikini —, Kaeya besa el pecho de Diluc, dulce, atenta, cada uno de ellos marca la bonita piel de Diluc como suya. —, no podemos salir así.

— Pero tu te ves tan linda con el tuyo. —, Diluc lo suelta como un gemido, sus ojos llenos de lágrimas y un sonrojo precioso en sus mejillas, sin que cubran las pecas. 

Kaeya pone recta la espalda, con una suavidad casi dolorosa, toma los muslos de Diluc para acomodarse entre sus piernas, sus manos van desde los muslos ajenos a los propios, suben lento, dejando que sus manos guíen la mirada de Diluc a cada detalle de su bikini, a las partes importantes.

Diluc puede notar, otra vez, lo bello que es el cuerpo de Kaeya, delgado, con musculatura, además de que, a diferencia de Diluc, Kaeya tiene un busto pequeño y agradable a la vista. Diluc traga saliva, ahora mismo, Kaeya parece una Diosa. 

— ¿Te gusta? 

— Siempre eres linda, Kae.

Kaeya tiembla con esa oración, inclina su cuerpo sobre Diluc, colocando sus manos a cada lado de su cabeza y sonríe.

— ¿Y hoy? ¿Te gusta el bikini que llevo? —, se inclina más, su pecho toca el suyo, la diferencia es notoria pero a ambas le gusta esa sensación. —, lo elegí pensando en ti, quería tanto que perdieras el habla cuando me mirases, Diluc.

Diluc suspira su nombre, suena suave, dulce, realmente un anhelo de algo más. Y el vientre de Kaeya se llena de mariposas.

— Es solo verte y hacerme sentir llena de necesidad. — Diluc pasa sus manos por la cintura de Kaeya —, tan hermosa, tan perfecta. 

Kaeya se levanta lo suficiente para ver directamente a los bellos ojos de Diluc, con las mejillas sonrojadas y su propio ojo brillando cual estrella. Ver a su querida Diluc así, tan sincera y adorable después de haber tocado el cielo al tener acceso a su pecho voluptuoso es un sueño. 

Uno que Kaeya va a proseguir.

Su mano acaricia el pecho, apretando la suave y sonrojada piel mientras su palma reemplaza el bikini y Kaeya se queda unos segundos recapitulando su existencia.

Su mano en el pecho de Diluc, nunca lo había notado pero, es exactamente la talla correcta para cubrir el pecho, a diferencia de el bikini, como si el cuerpo de Diluc no fuera ya perfecto, ahora también es el ajuste perfecto para cubrir el pezón y la piel que ha mordido.

— Mi mano — Dice Kaeya con una sonrisa, el labial de sus labios está corrido y ahora marca la piel de Diluc. — queda perfecta para cubrirte.

Diluc mira, sonrojada, jadeando, mareada, nota la mano de Kaeya y gime de la vergüenza.

Siempre tuvo razón, Kaeya es perfecta para ella, se nota en como su mano cubre esa parte de su cuerpo que menos le gusta, y hace que se sienta feliz por tener pechos así de grandes.

Siempre y cuando sea Kaeya quien tenga el tamaño de mano perfecto para cubrir su pecho.